Caputo repitió que el campo se estaba beneficiando de la política oficial, tanto en la macro como en las medidas específicas para el sector. Reivindicó que había eliminado los derechos de exportación para las economías regionales. Y que en enero había decidido la reducción temporaria de las retenciones para los principales productos (soja, maíz, trigo).
Argumentó que lo hizo atendiendo la coyuntura, con precios internacionales en baja y una incipiente sequía que amenazaba el volumen de la cosecha. Y explicó que la medida era hasta el 30 de junio porque las necesidades fiscales no permitían prescindir definitivamente de ellas. De lo contrario se volvería al déficit, un valor a preservar a toda costa (nadie está en desacuerdo con esto).
La conductora le apuntó que también había beneficiado al agro el final del desdoblamiento cambiario, a lo que asintió el ministro. Pero aquí se pialó: dijo que antes los productores tenían que vender su producción con un dólar de 300 y comprar los insumos con un dólar de 1.000. Néstor Roulet, ex dirigente ruralista y hoy dedicado a pleno a la producción, le recordó que antes los insumos también se pagaban por el dólar oficial. Y que el problema eran las retenciones.
Es cierto. Lo que realmente afecta la relación insumo/producto son los derechos de exportación. Y no el desdoblamiento cambiario (bienvenido sea, pero por higiene y no por conveniencia).
Sigamos. Quizá sin necesidad, Caputo se explayó sobre lo que espera del campo: “no necesitamos los dólares, que con el petróleo y la minería van a duplicar lo que puede producir el agro”. Ojalá que esto se de en el plazo más corto posible, pero menospreciar el aporte del sector agroindustrial es una bravata inconducente y provocativa.
Por otro lado, venía de eliminar los derechos de exportación a prácticamente todas las Manufacturas de Origen Industrial (MOI), lo que implica --según el propio gobierno—un “sacrificio fiscal” de 4 mil millones de dólares. Es la mitad de lo presupuestado en materia de retenciones al sector MOA y PP (Manufacturas de Orígen Agropecuario y Productos Primarios). Una discriminación que no tiene fundamento. Mucho menos cuando en la base del discurso aparece la cuestión del impacto en el empleo. Señor ministro, las cadenas agroindustriales generan muchísimo más empleo que todas las otras industrias sumadas.
Mire por ejemplo lo que es el sector de las proteínas animales. Millones de puestos de trabajo desde la pajuela de semen hasta el carnicero o el que corta y prepara las bandejas en los supermercados. Toda la industria del frío. Hasta el acero inoxidable: ¿dónde hay más acero inoxidable que en la industria alimenticia? El polietileno del sachet de leche no tendría sentido sin el tambo. El foil de aluminio y plástico de las papa fritas.
Empleo, empleo, empleo. La maquinaria agrícola, los concesionarios. Ricardo Venturino, de John Deere, está inaugurando dos nuevas sucursales en estos días. Los camiones que en la Argentina transportan básicamente alimentos, del campo al puerto y las fábricas donde se procesan. En el camino, las estaciones de servicio. Cada vez más mujeres atendiendo no solo en las cajas y cocinas, sino en las playas. El gasoil va al campo y vuelve en maíz. El gasoil tiene un 10% de biodiesel. Los autos, un 12% de etanol, de caña o maíz. El fertilizante que se hace con gas es para que en la chacra se convierta en trigo. Cuando exportamos trigo, exportamos Vaca Muerta con valor agregado. Y Vaca Muerta, con todo lo que implica su imponente potencial y su realidad actual, nunca va a generar tanto empleo como el de las cadenas agroindustriales.
El ministro menospreció la importancia de las divisas que podría sumar el agro si eliminase las retenciones. “Los productos agrícolas son importantes para mantener el equilibrio fiscal”. Grave, porque dejó una vez más la sensación de que estamos frente a un modelo de retenciones móviles, que se ajustarán de acuerdo a las necesidades.
Pruebe con el trigo, ministro. Va a ver que está bueno que ingresen más dólares y va a ver también como aumenta la actividad en el interior. Eso también hace al equilibrio.
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